domingo, 27 de septiembre de 2009

Fin de semana con el enemigo… conociendo la auténtica Nostalgia

Fin de semana con el enemigo… conociendo la auténtica Nostalgia

Canción: Peligroso Pop
Artista: Plastilina Mosh


Viernes de compras en Champs Elysées

¿Qué otra canción podía ponerme aleatoriamente el IPOD ante tal ambiente? Mujeres con tanto estilo como poco cerebro llenaban las tiendas de la avenida.

Todas las tiendas que le encantan a las mujeres (y a los metro (homo) sexuales) están ahí, todas las marcas y las tarugas que salen modelando en la tele están aquí.

No puedo negar que te encuentras verdaderas princesas en el metro de Champs Elysées y saliendo de este, con sus botas, sus mallas, sus lentes… ante tanta amenaza respondo con un “no gracias, ya me bañé” (Ok, lo acepto eso ultimo nunca pasó, ni pasará).

¿Pero que hacía yo ahí, un tipo con tanto estilo que usa los mismos jeans viejos y unos tenis gastados y viejos una y otra vez, que hacía en ese ambiente? FUTBOL por supuesto!

Tuve que hacer una escala técnica en Champs Elysées por que la tienda del PSG está ahí y tenía que comprar mi boleto de la próxima semana antes de reunirme con mi amigo Benjamín del otro lado de la ciudad.

El fin de semana me tenía destinado a conocer “a los otros dos” de la ciudad, ya que mientras el PSG viajaba a una distancia incosteable para mi cartera, el Paris Football Club y el Red Star 93 entraban en acción.

“shabie (algo así pronuncian mi nombre) si quieres ver nivel ve a ver al PFC, pero si quieres ver tradición ve al Red Star 93” me decían en el entrenamiento del jueves mientras dominábamos el balón, ¿Qué decidí? VAMOS A LOS DOS… pour quoi pas?

Así que era viernes y había quedado de ir con Benjamín para ir al partido del PFC (Paris Football Club, no confundir con el PSG) para después cenar y salir por ahí.

Paris FC es la esperanza más cercana a un segundo club de futbol en la capital en primera división. Paris es la única capital de Europa que cuenta con un solo equipo, por lo que siempre se espera que alguien logre subir.

No es por aburrirlos con historia, pero el PSG surgió gracias a una fusión entre el Paris FC y el Stade Saint Germain… juntos como Paris Saint Germain subieron a primera, pero ya instalados el presidente municipal de París se negó a apoyar a un equipo de las “afueras” (Saint Germain es como decir Navolato, pero mucho más cerca)… como resultado el Paris FC se agandalló el equipo de primera, y el PSG negándose a morir se fue hasta la tercera con el equipo de reservas.

¿Qué sucedió? En dos años PSG subió hasta la primera, mientras irónicamente en los mismos 3 años el PFC bajó hasta la tercera, se puede decir con cariño que son los losers de la región.

Con un moderno estadio de 20,000 aficionados, pero apenas una entrada de 400 me decía que PFC está lejos de ser el segundo mandón de la ciudad, además les lleve mi malaria, ya que iban ganando 2-0 y terminaron perdiendo 3-2 aun cuando al otro equipo se le había lastimado el portero.

Ni Benji ni yo teníamos la presión del Parc des Princes ni del PSG sufriendo como siempre, así que el juego fue más una forma de saludarnos, saber como habíamos pasado la semana para después ir a cenar y caminar por los bares de la zona de estudiantes… cero pasión.


Se asomaba el sábado y era el turno del Red Star, esta vez solo, ya que Benji estaría viendo la decepción que nos esperaba el PSG en Lorient.

Después de unas cuantas estaciones de Metro llegue a Sant Ouen, a las afueras de París, y a como pude llegué al estadio.

Red Star me enamoró desde que tome la calle hacia su estadio… tiene la esencia de alguien que toda la vida ha luchado por sobrevivir, de hecho, la calle y el nombre del Estadio están dedicadas al Doctor Bauer, un jefe de la resistencia Francesa que fue asesinado por los Nazis, y al llegar al estadio hay una placa en memoria a uno de los jugadores, que fue fusilado por los Alemanes.

Además de eso, fue fundado por Jules Rimet (el señor que invento la copa del mundo, osease el mundial) es el segundo club más viejo de Francia, con 112 años.

Llegar al Bauer es entrar al pasado y sumergirte en el futbol en su estado puro… el romanticismo del futbol en estado puro.

Ser un romántico del futbol y creer en sus valores es bastante difícil en México, sobre todo con tanta mercadotecnia, por lo que estar en el Stade Bauer era la gloria para mí, un chico que tiene su pequeño club en segunda división Mexicana, que lo tiene que seguir por radio o inclusive hablarle a los directivos a sus teléfonos para saber cómo va… seguir al Sinaloa es veces como volver a los años 40’s donde tenías que esperar a que llegara el camión del equipo para que te dijeran “ganamos”.

Inclusive pelearte con gente que cree que le estas tomando el pelo

- “¿A quién le vas?”
- Al Sinaloa, a los Dorados de Sinaloa
- “no pero en la primera”
- No a ninguno, me jodí hasta que suban
- “No pero a los equipos de verdaaaaaaaaaad!!!! Los que salen en la tele”
- Hey que te pasa si los dorados son de verdad w
- “¡Pero a cual otro le vas pues!”
- Ya te dije que a ninguno w ¿o que tú tienes dos viejas? ¿o bateas para dos lados?
- Hey %&$/#” que te pasa Llausás


Tardes como la de sábado te hacen volver a creer en lo que piensas, de este lado del charco hay muchos como yo, y no es raro ya que fue aquí donde aprendí el concepto de lealtad en el deporte… y reforcé mí lealtad hacía mi familia, mis amigos y mi persona.

El estadio es mítico, tres de sus tribunas están cerradas al público debido a que no cumplen con los requisitos de las nuevas leyes europeas, donde las terrazas donde podías ver para el juego fueron prohibidas, pero el Bauer y sus terrazas están tan intactas que casi puedes escuchar los cánticos de los 60’s e imaginar a los aficionados cantar “Etoile Rouge”.

Sus baños están adoquinados con los colores del equipo, sus llaves son como hace 50 años, los pasillos que llevan al estadio están entre piedras y techos ingleses, y la persona que te sirve tu clásico sándwich de salchicha es el mismo que está en la tribuna apoyando al Red Star… es toda una familia.

Decidí vivir esta experiencia en dos etapas, dos tiempos, justó como la duración de un partido de futbol.

Primero me adentré en la tribuna oficial, donde la edad promedio no bajaba de 70 años, escuchaba a los viejos aficionados hablar del partido, de lo que esperaban, ver como llegaban uno por uno y se saludaban como hermanos.

Imaginé todas las cosas que han pasado al lado del Red Star, traté de suponer lo difícil que debió haber sido ser aficionado del Red Star, cargar una estrella roja durante la ocupación Alemana y sobretodo, ver que, invariablemente poco a poco dejan de ir algunos de ellos, me imagino que muchos ya han muerto y dejado de ir al punto de reunión que es cada sábado el Stade Bauer.

¡Cuántos fantasmas no debe de haber por este estadio! No creo precisamente en fantasmas, pero la vibra es inexplicable, y los justifico, ya que en mi caso yo haría lo mismo.

Es hasta cierto punto tierno escucharlos mentar madres y reírse juntos… per más ver como llevan a los niños pequeños a ver al Red Star.

Una vez impregnado de todo lo que significa el Red Star, proseguí a la segunda etapa, sus hooligans (jajaja que decían ¿que ya estaba muy tranquilito verdad?).

Los hooligans del Red Star tienen una ideología antifascista, y al mismo tiempo durante la temporada organiza colectas de ropa y alimentos para países como Senegal.

Es bonito ver como los niños de las fuerzas básicas están presentes en el estadio. Son ellos los que empiezan a veces los cánticos con pena, pero siguen gritando emocionados una vez que los demás los apoyan… el Red Star es una familia.

El horario de las 6 te permite ver el atardecer sobre las terrazas del estadio, al final del juego los jugadores va y saludan a la tribuna, los niños se emocionan mucho y los jugadores sonríen y hablan con ellos, ya que todos son parte del club y los grandes saben que algún día esos niños estarán en su lugar y ellos estarán sentados con una boinita y bufanda con su mejor amigo platicando y juzgándolos… el ciclo de la vida.

Era hora de irse… del otro lado del teléfono Benjamín me contaba que habíamos empatado en Lorient, que había sido un chasco al estilo del PSG.

Ya habrá tiempo para sufrir con el Paris Saint Germain… pero mientras tomaba la calle de piedra hacía la salida y veía como los hooligans abrían la tiendita para vender artículos (las bufandas llegan hasta el 24) no podía dejar imaginar el ambiente aquí cuando el Red Star era el mandón de París.

Y así seguí caminando por la calle Bauer, pasando por todos los bares que tenía su bufanda de la Estrella roja en la entrada y los anuncios del partido.

¿El resultado? ¿En verdad a alguien le importa?

2 a 1 favor Red Star, como desde hace 112 años sufriendo hasta el final

El PSG es el PSG, de eso no hay duda, pero de que será un placer estar en el Stade Bauer cada 15 días viendo al Red Star jugar con 11 jugadores y unos cuantos fantasmas… de eso tampoco hay duda.


Saludos

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